Los últimos episodios de violencia ocurridos en Madrid ejecutados por bandas latinas han vuelto a reabrir un problema que parecía controlado e incluso extinguido. En la actualidad, la Policía Municipal de Madrid tiene entre 225 y 250 nombres fichados de integrantes de estos grupos. Los Latin Kings, la primera banda que llegó a territorio español, está al borde de la desaparición, pero otras como los DDP, los Ñetas o los Trinitarios vuelven al primer plano tras la desaparición de la SECAI (unidad de inteligencia del Cuerpo Local). Las tres bandas se reparten los barrios de menor renta de la capital: Vallecas, Villaverde, Usera y Tetuán. Este tiempo de ‘paz’ les ha servido para reorganizarse y captar más adeptos. “El problema no había desaparecido, pero sí estaba muy controlado”, afirma un exmiembro de la unidad de las SECAI.
La reciente jurisprudencia del Supremo, que castiga con cárcel la mera pertenencia a estas asociaciones ilícitas, ha conseguido mermar su poderío durante el último lustro. Por su parte, Madrid ha sufrido un repunte de su actividad en los últimos meses, en los que el Gobierno municipal ha bajado la presión policial. De hecho, la alcaldesa Manuela Carmenaha reconocido en un desayuno informativo que medió con los líderes de las bandas latinas para que no ocurriese ningún incidente en los Carnavales de Tetuán, territorio colonizado por los DDP. El Consistorio trabaja también en esta dirección para evitar problemas en la Feria de San Isidro.
«Los líderes de algunas de las bandas cobran un sueldo por guiar y proteger al resto»
Sólo en la capital de España hay más de 200 miembros activos en estas bandas. “Son subsociedades bélicas muy organizadas”, afirman fuentes policiales. Tienen dos vías de financiación: una cuota mensual de pertenencia y todo tipo de actuaciones ilícitas. Cada persona tiene un rol dentro de la organización y de ese estatus depende la cantidad de dinero que tiene que aportar cada uno. Los líderes o cabecillas de algunas de las bandas cobran un sueldo por guiar y proteger al resto.
Pequeños hurtos, la venta de droga e incluso asaltos a domicilios particulares, son las formas más habituales de conseguir fondos. “Son personas que manejan grandes cantidades de dinero y que les gusta presumir de ello a través de las redes sociales o con una vestimenta cara y llamativa”, explica a Estrella Digital un experto en este tipo de organizaciones.
Captación en redes sociales
Por norma general, los integrantes de las bandas tienen edades que oscilan entre los 17 y los 23 años, aunque con la aparición de las redes sociales y la facilidad para acceder a ellas ha hecho que cada vez más chicos de 14 y 15 años pasen a engrosar sus filas. En la mayoría de los casos, los jóvenes provienen de familias desestructuradas y lo único que buscan es un círculo en el que sentirse queridos y respetados. Es decir, experimentar el sentido de pertenencia. “Para un chaval ser una persona reconocida e incluso temida dentro de su barrio es a lo máximo que pueden aspirar. En la actualidad, la captación la tienen asegurada”, declaran fuentes policiales.
Precisamente, los menores juegan un papel muy importante dentro de la organización. La mayoría de las bandas tienen un grupo de chicos de entre 14 y 17 años cuya única función es inculparse en los casos más graves como pudiera ser un homicidio. La Ley del menor es más benevolente con el presunto asesino en este tipo de delitos. Estos detalles denotan que no dejan nada al azar y que están perfectamente estructurados.
“Es muy común que exhiban brazos y piernas colgados en sus territorios para infundir respeto”
La mujer también adquiere una gran importancia en la banda latina, aunque su papel es pasivo. Son vistas casi única y exclusivamente como un objeto sexual o un trofeo. Este tipo de organizaciones son muy machistas y no permiten que nadie del sexo femenino adquiera demasiado poder, y mucho menos que se eleve por encima de un hombre.
Las armas utilizadas en las reyertas o enfrentamientos entre bandas rivales van desde pequeñas navajas hasta armas de fuego. Aunque habitualmente suelen ir armados con machetes y katanas que utilizan para diseccionar extremidades de sus rivales a modo de trofeo en las peleas que mantienen en sus países de origen. “Es muy común que exhiban brazos y piernas colgados en sus territorios para infundir respeto”, explican fuentes policiales.
DDP, los más violentos
Los Dominicans Don’t Play suelen transitar los barrios de Tetuán y Carabanchel, aunque también comparten algunas zonas de Villaverde con los Trinitarios. Sus componentes son dominicanos y tienen sus raíces en la ciudad de Nueva York, cuando varios inmigrantes procedentes de la República Dominicana fundaron la organización a mediados de los 80. En España, se asentaron en el año 2004 y en la actualidad es una de las más violentas y peligrosas. Sus colores son el rojo, el azul y el blanco. Es decir, los mismo que luce la bandera de la República Dominicana.
El rojo es el color del fuego y de la sangre y se asocia con la energía. El blanco se asocia con lo divino, la pureza y la virginidad. El azul es el color del cielo y del mar y es sinónimo de profundidad, estabilidad y lealtad.
Sus rivales más acérrimos son los Trinitarios, Latin King y los Ñetas. Su obsesión es la territorialidad y la colonización. Su objetivo es sitiar, parques, plazas y espacios públicos para hacerse ver. No dudan en emplear la fuerza para hacer desaparecer al resto de la población. En la actualidad son una de las bandas más numerosas porque han reclutado a varios miembros que han abandonado los Latin Kings.
Ñetas, los más sectarios
Su origen se remonta a las cárceles de Puerto Rico. Allí a finales de los 70 algunos prisioneros se unificaron y crearon la Asociación Ñeta para protegerse de los funcionarios y de otros presos comunes. Después se expandieron a Estados Unidos, en concreto a Nueva York, y rivalizaron con la otra banda existente, los Latin King.
A mediados de los 90 intentaron camuflar sus actividades de extorsión, venta de drogas y asesinatos con manifestaciones públicas y movimientos sociales. La máxima premisa de la banda es atacar como si todos fueran uno ante cualquier insulto o agresión. Esta regla también ha sido adquirida por sus componentes en España, que empezaron su actividad en el año 2000. Es muy difícil entrar en la banda porque se mueven en un círculo muy cerrado. Su territorio es el Puente de Vallecas.
Trinitarios, dos asesinatos
La mayoría de los Trinitarios son de origen ecuatoriano, dominicano y peruano y suelen estar localizados en Usera y Villaverde. En España el grupo se fundó en la prisión de Alcalá Meco, en Alcalá de Henares, en 2001, y desde allí se ramificó por otras ciudades. Aunque no son muy numerosos ya ha cometido dos asesinatos en territorio nacional. En 2015, fueron detenidos 50 de sus miembros y en febrero de 2016 fue detenido el cabecilla de la banda junto a otros cinco compañeros en un piso de Villaverde.
Además de estas tres grandes bandas existen otras muchas que intentan imitar sus actitudes violentas. Blood 901, Crips y W13 son algunas de estas pequeñas organizaciones que pretenden emular a las grandes asociaciones ilícitas de latinos.