martes, septiembre 24, 2024
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Reconociendo la diversidad familiar: el desafío de avanzar sin prejuicios

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David Enguita
David Enguita
Portavoz de Jóvenes en Libertad. Comprometido con la juventud, la igualdad y la diversidad

¿Qué significa realmente formar una familia hoy? La familia, como concepto, ha evolucionado mucho más rápido de lo que algunos sectores están dispuestos a aceptar. Formar una familia, ya sea de manera natural o asistida, es un derecho humano, reconocido por la OMS. La infertilidad no debería ser una barrera insuperable, y gracias a opciones como la gestación subrogada, la adopción o la congelación de óvulos, muchas personas pueden cumplir el sueño de ser padres. Estas opciones no solo amplían las oportunidades para todos, sino que nos acercan a una sociedad más inclusiva, donde todos tienen un lugar.

El Tribunal Supremo de España lo ha dejado claro recientemente: los niños nacidos por gestación subrogada tienen los mismos derechos que cualquier otro menor, y deben ser registrados como nacidos en España. Es un paso adelante para proteger a estos niños de posibles estigmas y ataques que podrían surgir por cómo han nacido. ¿Qué tipo de sociedad queremos ser? ¿Una que estigmatiza a los menores por sus circunstancias de nacimiento o una que los protege y los incluye?

La familia es el pilar de nuestra sociedad, un espacio de amor y libertad. Sin embargo, algunas voces políticas prefieren desinformar y sembrar el rechazo, en lugar de apoyar este avance. La ministra de Igualdad ha lanzado duras críticas, utilizando términos que alimentan el estigma hacia las familias que recurren a la gestación subrogada. ¿Realmente queremos que nuestros representantes políticos sigan utilizando su plataforma para juzgar a las familias y señalar a los más vulnerables?

Se ha dicho que la gestación subrogada es una forma de explotación de la mujer. Sin embargo, las organizaciones más importantes a nivel internacional, como la OMS y la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida, han respaldado esta técnica como una opción legítima de reproducción asistida. Las mujeres que deciden ser gestantes lo hacen desde la libertad, ayudando a otras familias a cumplir su sueño. ¿Quién tiene derecho a juzgar una decisión tomada desde el altruismo?

No estamos hablando solo de un debate ético, estamos hablando de personas reales, de niños reales que ya están aquí. Y es urgente proteger sus derechos. Mientras algunos políticos prefieren seguir ignorando esta realidad, la sociedad avanza. Países como Canadá, el Reino Unido, Irlanda y Argentina ya han regulado la gestación subrogada, garantizando un marco legal que protege tanto a las familias como a las gestantes.

¿Por qué España sigue dando la espalda a esta realidad? La ciudadanía está lista para avanzar: según encuestas recientes, el 58.3% de los españoles apoya la legalización de la gestación subrogada. Pero no es solo una cuestión de cifras, es una cuestión de derechos. Los menores nacidos mediante esta técnica merecen el mismo respeto y protección que cualquier otro niño. No podemos seguir condenándolos al estigma por prejuicios ideológicos.

Es hora de empezar a hablar de lo que realmente importa: la protección de los derechos de los niños, el respeto por la diversidad familiar y la libertad de decisión de cada persona. Los jueces ya han señalado el camino, reconociendo que la gestación subrogada no puede seguir siendo un tema tabú o estigmatizado. Ahora es momento de que la clase política, en especial figuras como la ministra de Sanidad, se alineen con esta realidad y dejen de criminalizar a las familias.

¿Hasta cuándo seguiremos mirando hacia otro lado? La familia no se define por el método en que se crea, sino por el amor que la sostiene. Las personas que recurren a la gestación subrogada están construyendo sus vidas y sus familias desde el respeto y el compromiso. No podemos permitir que el odio, la desinformación y el miedo sean los motores de nuestras leyes.

España no puede quedarse atrás. La gestación subrogada no es solo un tema legal, es una cuestión de justicia social. La realidad es que ya está aquí, y cada vez más familias recurren a esta técnica para cumplir el sueño de ser padres. Los derechos de estos niños no pueden esperar más.

Porque al final, ¿quién está dispuesto a decirle a un niño que su origen es menos legítimo que el de otro?

David Enguita

www.davidenguita.es

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