La recuperación de la economía china tras la pandemia está avanzando a un ritmo mucho más lento de lo esperado. En los últimos meses, la actividad económica se ha desacelerado y el país atraviesa un episodio de cuasi deflación.
Para paliar este problema, el Gobierno de China ha anunciado la puesta en marcha de un paquete de medidas que busca reactivar diferentes sectores y estimular el consumo interno.
El temor a la «japonización»
En economía se conoce como japonización el fenómeno que se produce cuando confluyen un crecimiento muy bajo, una inflación casi inexistente y unos elevados niveles de deuda pública. A lo que también se suman unos tipos de interés bajos y un envejecimiento progresivo de la población.
Recibe este nombre porque fue lo que ocurrió en Japón hace dos décadas y, a día de hoy, el Gobierno nipón todavía sigue luchando contra ella.
Desde hace un tiempo, en China se aprecian situaciones que ocurrieron en Japón 20 años atrás: la natalidad está en descenso, la deuda pública ha crecido, los consumidores intentan evitar recurrir al crédito y ahorran todo lo posible; y esto deja la economía en una especie de letargo que impide su crecimiento.
Para los expertos que han analizado en detalle la situación, es cada vez más inviable que el gigante asiático alcance su objetivo de crecimiento anual para este 2024, que estaba fijado en un 5 %.
Ajustes a nivel monetario
La mayoría de los ajustes que están en el plan de acción del Gobierno son de carácter monetario.
El Banco Popular de China (BPC) va a recortar el coeficiente de reservas de los bancos, llevándolo al nivel más bajo registrado desde 2020.
Esto podría liberar unos 140.000 millones de dólares de liquidez en el mercado lo que, unido a la rebaja de los tipos de interés, se espera que sirva de ayuda para incrementar el crédito.
China atraviesa una grave crisis inmobiliaria tra el hundimiento y liquidación de Evergrande, que acabó siendo la compañía inmobiliaria más endeudada del mundo. Desde entonces, el sector de la construcción, que había sido uno de los más importantes para el crecimiento económico, está totalmente estancado.
A fin de reactivarlo, lo que se propone es reducir los intereses de los préstamos hipotecarios ya concedidos y, a la vez, rebajar la cuota mínima de entrada que tienen que abonar quienes desean adquirir una segunda vivienda.
Por otro lado, se van a poner en marcha medidas de apoyo para los gobiernos locales, de manera que puedan convertir pisos sin vender en vivienda social.
Otra de las medidas anunciadas es la creación de un mecanismo que va a permitir ofrecer hasta 114.000 millones de dólares para la financiación a firmas de valores, fondos y aseguradoras. Así como créditos que las empresas cotizadas podrán utilizar para recomprar sus acciones y elevar su valor de mercado.
Para los expertos la adopción de estas medidas en este momento, después de meses de dudas sobre si había que actuar o no, responde a que los datos de agosto han sido peores de lo esperado, y ha aumentado el riesgo de que no se alcancen los objetivos de crecimiento de este año. Además, las bajadas de tipos realizada por parte de la Fed y el Banco Central Europeo (BCE), han aliviado la presión de depreciación sobre el yuan, lo que le proporciona al BPC más margen de actuación.
El presidente chino pide más esfuerzos
Tras hacerse públicos los decepcionantes datos de agosto, Xi Jinping, presidente de China, instó a todas las empresas y ciudadanos a redoblar los esfuerzos para llegar al 5 % de crecimiento que fijó como objetivo la Asamblea Nacional Popular a principio de año.
Por su parte, los grandes bancos de inversión a nivel internacional han rebajado la previsión de crecimiento para China y han animado al país a ir más allá con sus políticas fiscales si quiere recuperar el terreno perdido.
Aunque todavía no se ha confirmado cuándo entrarán en vigor estas medidas, el anuncio de las mismas ha hecho subir los principales indicadores de las bolsas chinas.
Preguntados al respecto, los analistas económicos destacan que este tipo de medidas de flexibilización monetaria son positivas, pero es que necesario buscar vías alternativas para inyectar confianza al mercado y conseguir que la demanda interna vuelva a despegar.