David Álvarez Díez, el empresario que creó un imperio de la nada y que levantó con sus propias manos uno de los mayores grupos españoles de empresas, ha fallecido a los 88 años de edad en Madrid. Natural de Crémenes, un pequeño pueblo leonés y donde quería ser enterrado, construyó el grupo Eulen, hoy presente en más de 11 países.
Dedicado a la docencia en sus inicios, decidió dar un paso adelante en 1962 y cumplir su sueño: convertirse en empresario. Antes de crear la Compañía El Sol, germen de la actual Eulen, dedicada a la limpieza de edificios y locales, prestó servicios a otras compañías. Su ambición no tenía limites y tras instalarse en Bilbao, una de las ciudades con más industria de España, amplió su imperio y fundó Inserhig, dedicada a la limpieza de centros sanitarios, y CLM, Conservación, Limpieza y Mantenimiento.
Su vocación por enseñar no desapareció con el aumento de la ambición. Todo lo contrario. De hecho, en un afán de devolver algo a la sociedad y formar mejor a sus empleados creó en Bilbao una academia bajo el nombre Escuela de Métodos y Tiempos, que más tarde pasaría a convertirse en el Instituto Eulen Formación.
Su imperio al igual que sus matrimonios (se ha casado tres veces) no pararon de aumentar a lo largo del tiempo. El momento cumbre de su creación llegó con la creación del Grupo Eulen donde reunió a todas sus empresas, entre las que destacan las bodegas de Vega Sicilia.
Desde 2010, el empresario mantenía un duro enfrentamiento con cinco de sus siete hijos por el control del grupo. Las disputas llegaron a tal punto de tensión que David Álvarez decidió modificar su testamento y nombrar como herederos universales a los dos únicos de sus vástagos que se mostraron siempre cerca de él, Jesús David y María José. Fue precisamente con esta última con la que consiguió frenar el avance de sus otros cinco hijos por hacerse con el control del grupo.
A los 83 años, cinco de los hijos de David decidieron que era el momento de que su padre diera un paso atrás en los negocios y les cediera el control de sus empresas. Al final, lograron su objetivo y consiguieron apartarle de su silla en el Consejo de Administración de Eulen, pero lejos de rendirse y junto al apoyo de su hija María José creó una sociedad para controlar el 60% de la compañía y frenar los planes de los cinco 'rebeldes': Marta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo, de hacerse con el control de Eulen.
Aunque los 'repudiados' han intentado durante los últimos años un acercamiento a su padre, la respuesta siempre ha sido negativa. Al parecer, la ambición y la poca ética de todos ellos han deteriorado una relación que poco tiempo atrás parecía ejemplar. Por su parte, la tercera esposa del empresario, María Teresa Esquisabel Barrena, recibirá una pensión vitalicia de 12.000 euros, según apuntaba El Mundo, en 2014.
David Álvarez, ejemplo de hombre hecho a sí mismo, desaparece a los 88 años.