La refinería de Cepsa en Santa Cruz de Tenerife ha comenzado este lunes su proceso de desmantelamiento después de 92 años de actividad y deja a la ciudad 576.000 metros cuadrados en los que la capital tinerfeña se propone una ordenación urbanística desde cero marcada por la sostenibilidad.
El izado por una grúa de un recipiente de petróleo ha sido el acto simbólico que ha iniciado este traslado, calificado como histórico por las autoridades asistentes: la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, el presidente del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín, y el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, con el consejero delegado de Cepsa, Maarten Wetselaar, como anfitrión.
Desde su instalación en 1930, la ciudad ha acabado rodeando la refinería de Cepsa, que desde 2014 ya no realiza actividades de refino sino de almacenaje de combustible para su distribución por las islas, actividad que trasladará, en un proceso de desinstalación que durará hasta 2030, al polígono industrial de Granadilla, al sur de la isla.
«Sacar de la ciudad una actividad industrial» ofrece a Santa Cruz de Tenerife una oportunidad única para reordenar la ciudad desde la sostenibilidad y señala el camino hacia unas islas cien por cien descarbonizadas, ha destacado la ministra de Transición Ecológica.
Rivera ha subrayado que no es nada fácil un traslado de estas características, pero ha insistido en que es un proceso de recuperación de espacio para la ciudad y a la vez de transformación del sistema energético.
Este acto puede ser pionero y marcar el camino a otras refinerías y a otras grandes plantas industriales que han quedado incorporadas a tramas urbanas, ha afirmado Rivera.
El alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, ha afirmado que la ciudad tiene «una oportunidad única» en España y probablemente en Europa para acometer una transformación urbana verde y sostenible, después de que Cepsa, durante más de noventa años, ha mejorado la vida de muchas generaciones de chicharreros.
El consejero delegado de Cepsa, Maarten Wetselaar, ha coincidido en que este traslado, el primero que se realiza de una refinería en España, es trascendental para Canarias y para la historia de la compañía, comprometida con la transición energética.
El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, enmarca esta actuación en la Agenda Canaria de Desarrollo Sostenible 2030.
«No se entrega un suelo sin más», sino que los terrenos de la refinería se reconvertirán en un espacio «limpio y modélico» que disfrutarán las futuras generaciones, ha dicho el presidente.
La disponibilidad de esta gran área situada al sur de la ciudad tendrá que esperar a 2030, en un proceso que se dividirá en dos fases.
La primera, que ha comenzado este lunes y durará hasta 2025, consiste en el desmantelamiento de las instalaciones no operativas y la descontaminación del suelo, y la segunda será la reubicación en Granadilla de las instalaciones operativas.
Según el acuerdo alcanzado entre Cepsa y el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en 2018, el 70% de los 576.000 metros cuadrados será suelo público y el otro 30% privado.
En la refinería trabajan actualmente unas 130 personas, de los 1.700 empleados que llegó a tener en los años cincuenta del siglo pasado y del medio centenar que mantenía en 2014, cuando dejó de refinar y se destinó solamente a almacenamiento.