Antes de que el reloj marcara las 7:00 a.m., las llamas ya consumían parte de la estructura dedicada a cuidar a quienes han dedicado décadas a forjar nuestro presente. La residencia, situada en el distrito de Moncloa-Aravaca, se convirtió en el escenario de una tragedia que no solo se ha cobrado vidas sino que también ha puesto de manifiesto la importancia de reforzar las medidas de prevención y respuesta ante incendios en lugares habitados por personas en situación de vulnerabilidad.
Sin embargo, la tragedia podría haber sido mayor de no ser por la intervención temprana de vecinos y, especialmente, de efectivos de la policía local y nacional, quienes no dudaron en arriesgar sus propias vidas para asistir a los afectados. La coordinación entre los diferentes cuerpos de seguridad y servicios médicos fue crucial.
Los servicios de emergencias se movilizaron rápidamente para atender a las víctimas. La mayoría de los residentes del centro, que albergaba a 39 personas, recibieron asistencia por heridas leves, principalmente debido a la inhalación de humo. Este humo, denso y peligroso, se originó en una habitación de la primera planta y se extendió, afectando especialmente la segunda planta del edificio.
La rápida expansión del humo a través de las instalaciones destaca la necesidad de revisar y, si es necesario, mejorar los protocolos de seguridad y evacuación en residencias similares, para proteger a los más vulnerables.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha lamentado el suceso en una publicación a través de su cuenta de X, antes Twitter, mostrando su apoyo al entorno de las fallecidas.
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