El inspector jefe Sergio Ansón, al mando de la VI Unidad de Intervención Policial (UIP), con base en Pamplona, ha estado en Camerún para formar a medio centenar de responsables policiales del país en las técnicas que los agentes de las distintas UIP de la Policía Nacional emplean en España para la gestión de masas y el mantenimiento del orden público.
Este tipo de misiones en el exterior «se realizan periódicamente» y a ellos, a los agentes de las UIP que participan en ellas, les aportan, por un lado, «la posibilidad de conocer cómo trabajan y el material que tienen» sus homólogos en otros países, explica.
Y, por otro, adquirir conocimientos sobre los «diferentes tipos de violencia» que existen en países como Camerún (lo explica a lo largo de la entrevista) y «cómo se estructuran la sociedades» en las que tienen que actuar sus fuerzas policiales.
Junto con Sergio Ansón también fue a Camerún el inspector Fernando Mendoza, jefe de grupo de la VIII UIP con base en La Coruña, y ambos permanecieron en el país una semana.
En la entrevista concedida a ESTRELLA DIGITAL, Sergio Ansón, que ya ha formado anteriormente a policías de Marruecos, explica el curso en Camerún fue «eminentemente práctico, porque era lo que ellos necesitaban».
P: ¿A quién iba dirigido el curso y por qué las Unidades de Intervención Policial españolas imparten este tipo de formación en otros países?
R: En este caso iba dirigido a los formadores de la Policía de Camerún para que ellos, posteriormente, apliquen e implanten esas técnicas y se las enseñen al resto de fuerzas policiales del país. En definitiva, les mostramos cómo actuamos las UIP en España (por ejemplo, en las entradas y registros) y cómo realizar las tácticas de orden público.
Al curso asistieron policías de todo Camerún y de todas las escalas: comisarios, inspectores y policías rasos (que así los denominan). Y a cada uno de ellos se le enseñan técnicas en función del cargo que desempeñan.
Este tipo de misiones en el exterior se desarrollan en el marco de los acuerdo bilaterales que tiene España con esos países, y es la División de Cooperación Internacional, junto con los agregados de Interior, los que coordinan nuestra participación. Y la Jefatura de las UIP selecciona al personal que participará en ellas.
P: ¿Participáis por iniciativa del Ministerio del Interior, de la Dirección General de la Policía, o son esos países lo que solicitan que vayáis a formarles?
R: Son ellos los que solicitan que vayamos, para, en función de sus necesidades, adquirir los conocimientos (técnicas policiales) que nosotros podemos proporcionarles.
P: Antes estuviste en Marruecos; ahora, en Camerún. ¿Qué diferencias has apreciado, en cuanto al nivel de formación o técnicas policiales que aplican, entre los efectivos de la Policía de uno y otro país?
R: La formación que impartimos en Camerún fue más generalista y la de Marruecos, más especializada, porque nos pidieron también que les enseñásemos, sobre todo, a planificar. En Camerún estaban más orientados a aprender tareas de cara al control del orden público.
P: En relación con el material antidisturbios (dicho coloquialmente) que tiene la Policía de Camerún, ¿difiere mucho de los medios que tenéis los agentes de las diferentes UIP en España?
R: Nosotros, por ejemplo, contamos con unas furgonetas mucho más avanzadas y con mayor protección. Ellos, sin embargo, tienen furgonetas tipo pickup, abiertas, que no tienen prácticamente protección.
Cascos y chalecos antitrauma tienen algo, pero no cuentan con el equipamiento individual que tenemos nosotros. Por ejemplo, no todos llevan pistola; sólo la llevan los que tienen un grado más alto. Es diferente a lo que ocurre con nosotros, que tenemos una pistola asignada y está bajo nuestra responsabilidad.
Ellos tampoco trabajan con nuestra ‘famosa’ bocacha (la escopeta que utilizamos nosotros para lanzar, en caso necesario, las pelotas de goma); tienen lanzadores de gas. La problemática de los policías en Camerún es muy distinta.
P: ¿Por qué? ¿En qué se diferencia de la problemática a la que vosotros tenéis que hacer frente en España?
R: A nosotros, cuando nos agreden, nos lanzan piedras, ladrillos, cóteles molotov en alguna ocasión… Pero es que a ellos les agreden con machetes. La violencia en Camerún es muy distinta y, por tanto, las técnicas a aplicar para mantener el orden público tienen que ser diferentes. Evidentemente, hay que adoptar unas medidas distintas.
P: Si les agreden con machetes, entonces tienen que llegar al cuerpo a cuerpo con los agresores…
R: Claro. Por eso, cuando les explicábamos determinadas técnicas, ellos decían: «Sí, pero…». Consideraban que algunas de esas técnicas no las podían implementar. Allí, aunque se producen pocas manifestaciones, porque es un régimen que ejerce mucho control, los manifestantes van con machetes.
P: ¿Qué tipo de estructura social existe en Camerún?
R: Siguen teniendo tribus. El rey tribal es el que consigue dar consenso en su tribu. Es un país muy peculiar y, a excepción de la zona norte, es bastante tranquilo. No es inseguro.
P: ¿Qué situación se está produciendo en el norte del país?
R: Tienen distintos conflictos y son, como así las denominan, zonas rojas. Son zonas a las que un turista no debe acudir. Esa región en concreto hace frontera con Nigeria y Chad, países que no están bien asentados y que tienen problemas con grupos terroristas, por ejemplo Boko Haram [grupo terrorista de la vertiente salafista yihadista del Islam suní] y similares.
P: Por último, ¿cuál ha sido tu percepción sobre el país? Entendiendo que su nivel de desarrollo es diferente al de los países occidentales, ¿qué te ha llamado la atención?
R: Hay muchos servicios que todavía no tienen. Por ejemplo, no cuentan con alumbrado público. De hecho, por las noches hay muchos coches que van con las luces largas porque no ven. Hay calles que tienen socavones en las que metes el pie hasta la rodilla. El tráfico regulado no existe, no tienen transporte público…
No puedes mirar a África con los ojos de un europeo. El África Negra, el África Subsahariana, no tiene nada que ver con el norte del continente. Es una cultura completamente distinta, sin más.
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