Mucha pasión, arte y buena voz. Así es el estilo flamenco-pop del que presume Celia Flores, hija menor de Pepa Flores (Marisol) y Antonio Gades. Nacida en Madrid pero criada en Málaga (allí vive junto a su pareja y su hijo Curro de 7 años) ha vuelto a su cuidad de origen para presentar su nuevo disco, titulado Por la calle blanca.
A sus 33 años sigue buscando un hueco en el mundo de la música, y no ha querido lucrarse de la fama de sus padres para ascender de una manera más rápida. Por este motivo no ha interpretado ningún dueto junto a su madre, momentos según ella íntimos que deja para disfrutarlos de puertas para adentro. Lo que sí cuenta es lo orgullosa que está Marisol de ella y de que haya heredado su buena voz y su desenvoltura en los escenarios.
Celia es la segunda de las hijas de Pepa y Antonio en decantarse por dedicarse profesionalmente al mundo artístico. La primera fue su hermana mayor, María Esteve, reconocida actriz de cine (El otro lado de la cama), teatro y televisión (7 vidas).
El lugar elegido para el acto de presentación ha sido la sala VOG, donde la cantante daba un concierto con algunos de los temas de este nuevo trabajo, un disco muy importante para ella y en el que ha invertido un gran esfuerzo y dedicación.
Sus comienzos como cantante
Con tan solo 24 años, en 2006, sacaba su primer disco titulado ‘Celia Flores’. Así emprendía una carrera con la que únicamente pretendía “disfrutar”, y en la que reconocía deberle mucho a su director, Paco Ortega: “Yo trabajaba en un estudio haciendo planos de casas. Un día fui al estudio de Paco Ortega, me escuchó y grabamos una maqueta para un concurso, pero no nos cogieron. Aun así decidimos seguir trabajando juntos.”
En cuanto a las letras de este primer trabajo, hay una muy especial, la de Tangos de Granada, escrita por su propia madre: “Ella tiene su libretilla para apuntar sus cosillas. Esa canción la tenía guardada desde hace tiempo y quiso dármela”, contaba Celia.
Aunque Marisol decidiera retirarse de la vida pública a finales de los ochenta, y llegara a renegar de los sacrificios que tuvo que hacer durante su niñez para pasar de niña a estrella, decidió apoyar a su hija en esta nueva aventura, aunque tuviera que hacerla cerca de los medios: “Ella me ha dado siempre mucha libertad, me apoya, me dice que, si es lo que yo quiero, que tire para adelante y me da consejillos, como todas las madres”, reconocía la malagueña.
Esta morena de tremendos ojos verdes desprende una belleza mezclada de padre y de madre, pero demuestra que no solo ha heredado sus cualidades físicas, sino también las intrínsecas, los dones que consiguen hacerle alzar su prodigiosa voz y mover su cuerpo por los escenarios.