¿Debe el 14 de abril ser fiesta nacional? El debate sobre la II República vuelve al Congreso
Una iniciativa de Sumar reabre el debate sobre la memoria histórica y la identidad nacional

La formación política Sumar ha propuesto que el 14 de abril, fecha en la que se proclamó la Segunda República Española en 1931, sea reconocido como fiesta nacional. La iniciativa, que será presentada como proposición no de ley en el Congreso de los Diputados, busca otorgar un reconocimiento oficial a un episodio clave de la historia contemporánea de España. Sin embargo, la propuesta ha generado un encendido debate entre formaciones políticas, historiadores y sectores sociales.
¿Por qué el 14 de abril?
Una fecha que marcó un antes y un después
El 14 de abril de 1931, tras la salida del rey Alfonso XIII del país, se proclamó la Segunda República. Aquel momento supuso el inicio de un nuevo modelo de Estado basado en principios como la laicidad, el sufragio universal, la educación pública y el avance de los derechos sociales. Fue una etapa breve y convulsa, pero de gran impacto en la construcción de la identidad democrática española.
Sumar defiende que declarar esta fecha como festiva serviría para visibilizar y homenajear los valores republicanos que siguen inspirando a una parte importante de la ciudadanía: igualdad, justicia social y participación popular.
¿Una cuestión de justicia histórica o de confrontación política?
Desde la formación liderada por Yolanda Díaz subrayan que “las generaciones que lucharon por la libertad y la democracia merecen un reconocimiento institucional”. Aseguran que este gesto tendría un valor simbólico y pedagógico, en una sociedad donde el conocimiento de la historia reciente es aún limitado entre las nuevas generaciones.
Sin embargo, desde sectores conservadores y partidos como PP y Vox, ya se han escuchado voces críticas que acusan a Sumar de buscar “reabrir heridas” y polarizar el debate histórico con fines ideológicos.
Reacciones políticas y sociales
Un Congreso dividido ante la memoria histórica
La propuesta será debatida próximamente en la Cámara Baja, donde Sumar necesitará del apoyo de PSOE y otras fuerzas progresistas para que la proposición prospere. El Gobierno, por ahora, no se ha pronunciado de forma clara, aunque fuentes socialistas han expresado “respeto por la iniciativa”, sin comprometerse públicamente con su aprobación.
Desde la derecha, las críticas han sido tajantes. Vox ha calificado la propuesta como un “insulto a la Monarquía y a la Constitución”, mientras que el PP ha afirmado que “el 14 de abril es una fecha divisiva que no representa a todos los españoles”.
¿Qué opinan los ciudadanos?
En redes sociales, la propuesta ha tenido un amplio eco, con etiquetas como #14deAbrilFiestaNacional o #VivaLaRepública siendo tendencia. Muchos ciudadanos han expresado su apoyo, señalando la necesidad de un mayor reconocimiento institucional a la historia republicana. Otros, sin embargo, critican que se utilicen símbolos del pasado para reabrir viejos enfrentamientos políticos.
Fiesta nacional, ¿cómo se decide y qué implicaría?
El proceso legal para declarar un día festivo nacional
Para declarar una fecha como fiesta nacional, es necesaria una modificación del calendario oficial mediante acuerdo del Consejo de Ministros o una ley aprobada en las Cortes Generales. Actualmente, el 14 de abril no es festivo en ninguna comunidad autónoma, aunque en algunas regiones se realizan actos simbólicos y homenajes en esa jornada.
De aprobarse la propuesta, el 14 de abril pasaría a formar parte del calendario laboral como día no laborable en toda España, lo que implicaría reorganizar el resto de días festivos anuales.
La propuesta de Sumar ha vuelto a poner sobre la mesa una cuestión que atraviesa el relato nacional: ¿cómo debemos recordar nuestro pasado? Para unos, el 14 de abril simboliza esperanza, progreso y libertad; para otros, división y conflicto.
Lo cierto es que, a más de 90 años de la proclamación de la Segunda República, su legado sigue siendo objeto de disputas. Lo que está en juego no es solo una fecha en el calendario, sino la forma en que España construye su memoria y proyecta sus valores hacia el futuro.