Este lunes comienza en Aviñón el juicio de un caso estremecedor en Francia, donde un jubilado está acusado de drogar a su esposa durante diez años para que fuera violada por desconocidos en su propio hogar. El proceso, que se prolongará durante cuatro meses, involucrará a otros 50 acusados, y se perfila como uno de los casos más emblemáticos de abusos por sumisión química.
El juicio cuenta con 51 acusados, hombres de entre 21 y 68 años al momento de los hechos, quienes se presentarán ante una corte criminal compuesta por magistrados profesionales. De estos, 18 se encuentran detenidos y serán juzgados en un cubículo reservado. Entre los implicados, se encuentran personas de diversos ámbitos profesionales, desde bomberos y enfermeros hasta empresarios y periodistas, todos ellos sin antecedentes de patologías psíquicas, pero con un inquietante sentido de «omnipotencia» sobre el cuerpo femenino, según los expertos forenses.
Hombre tailandés es atacado por una pitón en los testículos mientras usaba el baño
El principal acusado, un hombre de 71 años, confesó haber administrado ansiolíticos a su esposa sin su conocimiento. Según sus declaraciones, comenzó a drogarla en 2011, cuando aún residían en la región parisina, continuando con esta práctica tras mudarse a Mazan en 2013. Los hombres que participaron en los abusos fueron reclutados a través de un sitio de encuentros y seguían estrictas instrucciones para no despertar a la víctima. El esposo, además de participar en las violaciones, las filmaba y animaba a los violadores con expresiones degradantes, todo sin recibir compensación económica, movido únicamente por sus oscuros deseos.
Las investigaciones revelaron la existencia de 92 violaciones documentadas, cometidas por 72 hombres, de los cuales 50 fueron identificados. La víctima, que se encontraba en un estado más cercano al coma que al sueño durante los abusos, no fue consciente de lo que sucedía hasta 2020, cuando su esposo fue descubierto filmando bajo las faldas de mujeres en un centro comercial. Fue entonces cuando la policía encontró miles de fotos y videos en su ordenador, evidencias que desvelaron la magnitud de los crímenes.
El caso ha impactado profundamente a la familia de la víctima, especialmente a su hija Caroline, quien ahora lucha contra la sumisión química a través de la asociación «No me duermo«. Caroline, que publicó un libro bajo el seudónimo de Caroline Darian, también descubrió que su padre la había fotografiado desnuda sin su consentimiento y teme que ella también pudiera haber sido drogada, aunque esta acusación no ha sido confirmada por la investigación.
Este juicio representa un paso crucial para obtener justicia en un caso que ha conmocionado a la sociedad francesa, y para la víctima, será la primera vez que enfrente, aunque en diferido, las atrocidades sufridas durante una década.