La grandeza y las tragedias que han vivido los ejércitos españoles a lo largo de la historia no han caído en el olvido. No, al menos, en el Instituto de Historia y Cultura Militar (IHCM), una institución bajo la dirección del general Antonio Ruíz Benítez cuya principal virtud (porque así debe calificarse) consiste en proteger, conservar, investigar y difundir, precisamente, ese legado.
Un legado que forma parte del patrimonio histórico, cultural documental y bibliográfico del Ejército de Tierra y que está distribuido en 31 sedes a largo y ancho de la geografía nacional.
La sede central del IHCM está en Madrid, en el Cuartel Infante Don Juan, en el Paseo de Moret, un acuartelamiento en el que el Rey Felipe VI, cuando era príncipe, sentó plaza como soldado voluntario.
En la Biblioteca Central del IHCM hay auténticas joyas literarias anteriores al año 1900
Sólo en la Biblioteca Central del IHCM en Madrid, la segunda a nivel estatal con más fondos (por detrás de la Biblioteca Nacional y por delante de la Biblioteca del Senado), hay 200.000 volúmenes de monografías y más de 2.000 títulos de publicaciones periódicas, nacionales y extranjeras.
Y, al acceder a su interior, su director, el coronel del Ejército de Tierra Manolo Rodríguez, nos permite ojear, con guantes de algodón para no dañar las obras, centenares de manuscritos de épocas pasadas y un incunable único en el Ejército de Tierra. Auténticas joyas literarias anteriores al año 1900 que representan un regalo para los sentidos, y que se han ido recopilando, y conservando, gracias a donaciones particulares y a los propios fondos de las unidades del Ejército de Tierra español.
Cuenta además con una fonoteca que contiene una de las mejores colecciones del mundo de música militar, con más de 7.000 títulos en discos de pizarra y vinilo, CD y DVD, además de 2.500 partituras, y distintas grabaciones y archivos audiovisuales sobre temas militares e históricos.
También hay bibliotecas históricas en Valencia, Sevilla, Ceuta, Melilla, Barcelona, A Coruña, Santa Cruz de Tenerife y Palma de Mallorca.
En el Archivo de Guadalajara hay más de 40 millones de expedientes de los reclutas que hicieron el servicio militar
El IHCM depende directamente del Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, actualmente el general de ejército Amador Enseñat, y en él se pueden encontrar, por ejemplo, los archivos del Depósito de la Guerra de 1810.
El Museo del Ejército, ubicado en Toledo, también depende del IHCM. Se trata de un museo asimilable a la categoría que tiene el de El Prado. De hecho, en él se conserva, por ejemplo, la exposición de fondos de piezas de Artillería más importante del mundo.
Además de estos centros, el Instituto cuenta con cuatro archivos generales militares, cuyos documentos y expedientes (al igual que los que existen en otras dependencias del IHCM) se pueden consultar de manera gratuita (previa solicitud), salvo en casos en los que, en cumplimiento de la legislación vigente, haya documentos de acceso restringido por contener datos de carácter personal personal relacionados con el honor y la intimidad, sean materias clasificadas, o por razones de seguridad y defensa del Estado.
Estos cuatro archivos están en Ávila, Guadalajara, Madrid y Segovia y, para hacerse una idea del valor de los documentos que hay en ellos, baste citar como ejemplo que en el Archivo General Militar de Madrid se conserva la carta de Isabel la Católica informando de la muerte de su hermano Enrique IV (en 1474), al que sucedió en el trono de Castilla.
En el de Guadalajara hay más de 40 millones de expedientes de los reclutas que hicieron, a lo largo de la historia, el servicio militar; y en el de Ávila, documentos de la Guerra Civil española.
El Castillo de San Fernando y la Ciudadela de Jaca, construcciones únicas de la ingeniería militar
Otro de los lugares emblemáticos adscritos (como consorcio) al IHCM es el Castillo de San Fernando, en Figueras, la fortaleza abaluartada de doble recinto más grande de Europa. En él hay más de 5.000 fondos, entre los que destacan un importante conjunto de maquetas sobre obras de fortificación catalanas, colecciones de miniaturas militares o armamento antiguo.
También, como edificio militar singular, encontramos la Ciudadela de Jaca, una fortificación de planta pentagonal, construida a finales del siglo XVI, que gestionan el Ministerio de Defensa, la Diputación Provincial de Huesca y el Ayuntamiento de Jaca, y cuyos espacios expositivos muestran, por ejemplo, un espectacular diorama de 15 metros cuadrados, en el que se pueden ver 5 momentos claves de la batalla de Waterloo representados por más de 8.000 figuras.
En todos estos centros hay referencias de lo que ha sido, y es, el Ejército de Tierra español
Pero la conservación de todos estos fondos, repartidos por toda España en centros que dependen del IHCM, no sería posible sin las personas que forman parte de esta institución. Técnicos, especialistas en restauración, catalogación, etc. que se aseguran de que las obras estén perfectamente conservadas con las condiciones de luz, humedad o estanqueidad que hacen posible, precisamente, su conservación.
En todos estos centros hay referencias de lo que ha sido, y es, el Ejército de Tierra español y los hombres y mujeres que han servido en él. De hecho, en el marco de las actividades que realizan para difundir la historia del Ejército, ya están preparando para 2025 el 500º aniversario de la batalla de Pavía (la que, en 1525, enfrentó a franceses y españoles por el ducado de Milán) o el 425º aniversario del nacimiento de Calderón de la Barca.
Porque fue él, el escritor y dramaturgo madrileño del siglo XVII, considerado el máximo exponente del Barroco en el Siglo de Oro español, quien escribió unos versos que todavía hoy figuran, entre otros lugares, en el Cuartel General del Ejército de Tierra en Madrid.
«Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el honor, la bizarría,
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados».