La tendencia, que implica exponerse de manera progresiva a la radiación ultravioleta sin protección, se basa en la falsa creencia de que se puede crear una tolerancia al sol y, de esta forma, obtener un bronceado más duradero. «Cuando nos exponemos a la radiación ultravioleta, nuestra piel responde con inflamación, engrosamiento y producción de melanina, lo que nos broncea», explica la dermatóloga del GEDET (Grupo de Dermatología Estética y Terapéutica) de la AEDV, la doctora Inés Escandell. «Para que se produzca este aumento de melanina, hemos tenido que exponer nuestra piel a la radiación UVB, la más dañina, causando inevitablemente daño celular».
Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel: ¿cómo protegernos?
Buscar activamente el ‘callo solar‘, advierte Escandell, «causará un gran daño celular, manifestándose a largo plazo en forma de fotoenvejecimiento y un mayor riesgo de cáncer cutáneo». Algunos defensores de esta tendencia argumentan que los animales se exponen al sol sin protección y no sufren consecuencias. No obstante, la experta aclara que «la piel de la mayoría de los animales es diferente a la humana. Muchos mamíferos tienen pelo terminal que los protege significativamente de la radiación.»
Las propuestas que apelan a la tradición y el ‘siempre se ha hecho así’ no consideran un cambio fundamental en la humanidad en las últimas décadas: la esperanza de vida ha aumentado. «Vivimos más y queremos vivir mejor, y exponernos al sol sin protección, especialmente si tenemos un fototipo claro, incrementa el riesgo de cáncer de piel a medio y largo plazo», subraya Escandell.
Para minimizar los riesgos, la dermatóloga recomienda exponerse al sol en las horas de menor intensidad UVB y UVA, es decir, las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. Si es necesario exponerse en horas de mayor intensidad (entre las 11 am y las 18 pm), es crucial utilizar un fotoprotector con un factor de protección solar (SPF) de 50+. Además, la protección debe ser resistente al agua si se realizan actividades acuáticas, y debe reaplicarse cada dos horas. También se deben utilizar prendas de vestir protectoras, como gorros, gafas y camisetas.
«La exposición gradual al sol favorece la síntesis de melanina, lo que proporciona cierta protección contra quemaduras, pero no elimina el riesgo de daño a largo plazo, como el cáncer cutáneo y el fotoenvejecimiento,» advierte Escandell. Por último, recomienda el uso de antioxidantes en comprimidos o cápsulas, junto con una dieta rica en antioxidantes naturales de alimentos como verduras, frutas, legumbres y cereales integrales, y, por supuesto, el uso de fotoprotectores SPF 50+.
En conclusión, la tendencia de ‘hacer callo’ con el sol es una moda peligrosa que puede tener graves consecuencias para la salud. La protección solar y la exposición responsable son esenciales para prevenir daños irreparables en la piel.