En un esfuerzo continuo por abordar la creciente crisis de residuos y reducir la huella de contaminación, el Parlamento Europeo ha implementado nuevas normas estrictas sobre el uso y manejo de envases plásticos. Esta iniciativa se enmarca en el compromiso de la Unión Europea de avanzar hacia una economía más sostenible y menos contaminante.
Según datos recientes de Eurostat, el centro de estadísticas de la UE, en 2021 se generaron 188,7 kg de residuos de envases por habitante, lo que representa un incremento de 10,8 kg por persona respecto a 2020. Este aumento es el mayor en la última década y se traduce en casi 32 kg más que en 2011. Particularmente preocupante es el impacto del plástico: cada ciudadano de la UE produjo una media de 35,9 kg de residuos de envases de plástico, de los cuales solo 14,2 kg fueron reciclados. Ante estas alarmantes cifras, Bruselas ha intensificado sus esfuerzos legislativos para frenar la marea de residuos plásticos.
A partir del 3 de julio de 2024, entrará en vigor una normativa que exige que las botellas de plástico y otros recipientes para bebidas de hasta tres litros tengan sus tapas y tapones unidos al envase. Esta medida tiene como objetivo reducir la dispersión de tapones en el medio ambiente, una de las formas más comunes de contaminación por plástico. Aunque la normativa afecta principalmente a envases de plástico, se excluyen aquellos de vidrio o metal con tapas de plástico, así como los recipientes utilizados para alimentos destinados a usos médicos especiales.
Durante los últimos meses, los consumidores ya han notado el cambio en productos como los briks de leche y las botellas de agua, donde las tapas permanecen unidas al envase mediante una arandela de plástico.
En una medida complementaria, la UE ha puesto en marcha restricciones significativas para abordar la contaminación por microplásticos. Desde octubre de 2023, está prohibida la venta de productos que contengan microplásticos añadidos intencionalmente, como detergentes, cosméticos, juguetes y purpurina. Esta prohibición busca prevenir la liberación de aproximadamente medio millón de toneladas de microplásticos al medio ambiente, una cantidad alarmante que contribuye significativamente a la contaminación de suelos y océanos.
La normativa abarca una amplia gama de productos en los que los microplásticos se utilizan por diversas razones, como la exfoliación en cosméticos, la adición de textura o color, o como material de relleno en superficies deportivas sintéticas. También se incluyen fertilizantes, productos fitosanitarios y diversos artículos médicos y sanitarios.
Estas medidas forman parte de una serie de acciones que la Unión Europea está implementando para cumplir con sus ambiciosos objetivos de sostenibilidad. La Comisión Europea ha establecido como meta reducir la contaminación por microplásticos en un 30% para el año 2030. La nueva legislación se centra en restringir el uso de partículas de polímeros sintéticos de menos de cinco milímetros que son orgánicas, insolubles y resistentes a la degradación.
En un contexto global donde la contaminación por plásticos se ha convertido en una crisis urgente, la UE lidera con estas políticas innovadoras y estrictas. La implementación de estas normas no solo busca reducir los residuos, sino también transformar la relación de la sociedad con los plásticos y fomentar una economía circular en la que los materiales se reutilicen y reciclen más eficientemente.