La organización ecologista internacional Greenpeace ha denunciado esta semana que la cadena de moda Shein tiene “un modelo de negocio basado en químicos peligrosos y en la destrucción ambiental”.
Lo hacen a través de un informe que ha publicado Greenpeace Alemania, en el que explican que la ONG ha analizado en un laboratorio independiente más de 40 prendas aleatorias adquiridas en las páginas web de Shein en España, Austria, Alemania, Italia y Suiza, y cinco artículos de una tienda pop-up en Múnich, Alemania.
Greenpeace denuncia resultados alarmantes
Los resultados, según el informe titulado «Los trapos sucios de SHEIN: Un modelo de negocio basado en las sustancias químicas peligrosas y la destrucción medioambiental«, «evidencian la despreocupación» de la compañía «por la salud humana y los riesgos medioambientales asociados».
Los resultados de la evaluación son alarmantes, indican que de los 47 productos analizados, 7 de ellos, un 15%, contenían niveles peligrosos de químicos, superando ampliamente los límites permitidos por la regulación de la Unión Europea.
Además, 15 de las prendas tenían suficientes compuestos como para «crear cierto nivel de preocupación». De igual forma, en todas las piezas analizadas excepto en dos, hallaron algún químico peligroso, aunque en concentraciones más bajas.
Niveles ilegales de sustancias químicas peligrosas
Greenpeace indica que el problema no es solo que se vendan productos de Shein por toda Europa con niveles ilegales de sustancias químicas peligrosas, contraviniendo así la normativa de la UE y con posibles repercusiones para los consumidores.
También parece señalar que Shein apenas supervisa la gestión de sustancias químicas peligrosas de su cadena de suministro. Por tanto, cuando se fabrican sus productos el personal se ve expuesto a estos riesgos. Igualmente es probable que al liberar
sustancias químicas peligrosas al aire y a las aguas residuales, los proveedores que
fabrican los tejidos y materiales impacten en el medioambiente.
La organización indica la existencia de «níquel en unas botas de tacón, de formaldehído en el tutú de un vestido para menores o de níquel en una cazadora o de cromo, en otros productos».
Proveedores externos
Al respecto, Shein se ha limitado a afirmar que trabaja con agencias de testado para garantizar que sus proveedores externos cumplan con las normativas europeas y estadounidense y ha procedido a retirar de la venta las prendas mencionadas en la investigación.
La ONG denuncia también que Shein tiene «a personas, principalmente mujeres, esclavizadas cosiendo ropa y complementos», con largas jornadas de trabajo sin apenas descanso y en condiciones precarias.
Reclaman soluciones a esta situación, asegurando que las compañías textiles «deben producir menos ropa y diseñar más de mejor calidad, duradera, reparable y reutilizable, en condiciones dignas para las personas trabajadoras y asumir la responsabilidad de establecer sistemas y servicios de recogida para mantener, reparar y compartir las prendas».