El Parlamento Europeo aprobó en febrero de 2024 el Reglamento 2024/886, que afecta a las transferencias bancarias llevadas a cabo dentro del territorio de la Unión Europea.
El objetivo es conseguir que estas operaciones sean más sencillas y rápidas de llevar a cabo y, además, gratuitas.
Aunque la nueva norma entró en vigor 20 días después de su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea, la transposición de la norma al ordenamiento jurídico español da un plazo de nueve meses a las entidades bancarias para «adaptar sus sistemas y ofrecer este servicio de forma gratuita a todos los clientes». Por tanto, todos los bancos españoles deberán haberse adaptado antes del próximo 9 de octubre y estar listos para recibir transacciones de manera gratuita. Para poder realizar transferencias inmediatas gratuitas tienen un período de adaptación de hasta 18 meses.
Transferencias más accesibles y sin coste
Con el sistema anterior las transferencias estándar podían tardar entre uno y dos días hábiles en procesarse, dependiendo del día y la hora en que se llevaban a cabo. Con el cambio, este tipo de operaciones deben hacerse de manera inmediata, en apenas 10 segundos. Sin importar si la transferencia se hace en un día laborable, festivo o fin de semana.
La Comisión Europea estima que hasta 200.000 millones de euros permanecen bloqueados al día como consecuencia de lo que tardan en completarse las transferencias bancarias y, por eso, ha abogado por un sistema en el que se realicen de manera instantánea.
La novedad más destacada es que este tipo de transferencias deben ser gratuitas y, en el caso en que deba cobrarse un coste necesariamente al cliente, este tiene que ser mínimo. Desaparecen así las comisiones adicionales que hasta ahora los bancos venían aplicando a estas operaciones y que podrían llegar hasta los 12 euros.
El objetivo es democratizar el acceso a los servicios bancarios y a las transferencias rápidas. De forma que todos los ciudadanos se puedan beneficiar de esta modalidad de pago, sin importar con qué banco tengan contratada su cuenta.
En España los envíos instantáneos y gratis de dinero están bastante generalizados gracias a sistemas como Bizum, pero no ocurre lo mismo en el resto de Europa. Uno de cada tres bancos de la UE no permite a sus clientes llevar a cabo pagos instantáneos.
Según datos de de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), en 2022 había 70 millones de cuentas bancarias que no tenían habilitada la opción de este tipo de transferencias y las que la tenían debían afrontar una comisión más alta que para hacer una transferencia ordinaria.
Michiel Hoogeveen, ex diputado, afirmó en el debate del pasado mes de febrero «con el acuerdo sobre los pagos instantáneos, se aprovecha la oportunidad de hacer algo que realmente interesa a las personas y a las empresas. Se trata de algo muy concreto y algo que a los europeos realmente les importa en su vida diaria».
Cambios clave en las operaciones bancarias
La nueva normativa de la Unión Europea no solo persigue agilizar las transacciones, también tiene entre sus objetivos reforzar la seguridad en los pagos.
Impulsa la implementación de medidas de seguridad más robustas en los pagos digitales, a fin de proteger a los consumidores frente a los fraudes y los ciberataques.
Además, promueve la transparencia en la relación entre las entidades bancarias y sus clientes. Estas deben ofrecer una información clara y detallada sobre las comisiones que aplican a sus productos y servicios, de forma que el consumidor pueda comparar con lo que le ofrecen otras entidades.
Por otro lado, la nueva normativa impulsa también el uso de los pagos electrónicos y sin efectivo, reduciendo la dependencia del dinero en efectivo.
De cara al futuro, los especialistas destacan que la normativa va a llevar a una mayor personalización de los servicios, adaptados a las preferencias y necesidades de cada cliente.
También se prevé una integración todavía mayor de la banca móvil. Esta va a seguir ganando terreno con la llegada de nuevas funcionalidades y aplicaciones que facilitarán a los usuarios la gestión de sus finanzas.
Con más entidades bancarias en el mercado y una mayor transparencia, la competencia entre bancos aumentará y eso se traducirá en mejores condiciones para los consumidores. Un ejemplo de ello es que la banca tradicional ya se está adaptando a los nuevos modelos de negocio y ofrece servicios que van más allá de los clásicos.