El Banco Mundial acaba de presentar un informe en el que advierte sobre el riesgo de que se produzca lo que se conoce como una “década perdida” en el crecimiento de la economía. Aunque el documento también pone de relieve la posibilidad de adoptar medias que ayuden a superar este problema.
El informe titulado “Caída de las perspectivas de crecimiento a largo plazo: tendencias, expectativas y políticas” es la primera evaluación de carácter integral de la economía y las tasas de crecimiento y producción de esta década.
Los años 20 del siglo XXI han encadenado una crisis tras otra. El ciclo arrancó con la pandemia de Covid-19, siguió con la invasión de Ucrania por parte de Rusia y continúa ahora con una inestabilidad financiera que ya ha causado la quiebra de varios bancos en un momento en el que parecía que esto era ya algo del pasado.
Cuando el Banco Mundial habla en su informe de una década perdida, se está refiriendo a una década de crecimiento bajo en lo que se refiere a niveles de producción, lo que afectará negativamente a la economía.
Desaceleración del límite de velocidad
Dentro de la economía mundial se conoce como límite de velocidad a la tasa máxima a largo plazo a la que se puede crecer sin provocar inflación. Según el informe del Banco Mundial, esa tasa podría caer de cara a 2030 hasta el nivel más bajo de las últimas tres décadas. Es precisamente esto lo que daría lugar a esa década perdida.
Se estima que el crecimiento promedio del PIB mundial podría debilitarse entre 2022 y 2030 un tercio con respecto a la tasa marcada en la primera década del siglo XXI, cayendo hasta un 2,2% al año.
Para las economías en desarrollo, la caía del crecimiento puede ser todavía mayor y estaría en torno a un 4% en esta década.
El organismo advierte, además, de que si la crisis bancaria se extiende, la desaceleración del crecimiento global será todavía más aguda. Las caídas en el crecimiento serían mucho más marcadas en caso de llegar a producirse una recesión o una crisis financiera mundial.
El descenso en los niveles de crecimiento del PIB pone en riesgo las políticas públicas orientadas al desarrollo sostenible, especialmente aquellas que buscan erradicar la pobreza o luchar contra el cambio climático. Abordar estos desafíos requiere de una importante cantidad de recursos que es posible que los Estados tengan que dedicar a otras cosas si sus niveles de crecimiento no son óptimos.
Una situación que puede ser reversible
El propio informe del Banco Mundial también destaca que esta situación puede llegar a ser reversible si los Estados adoptan políticas que ayuden a elevar el límite de velocidad de la economía.
El organismo propone el desarrollo de políticas que incentiven el trabajo, aumenten la productividad y aceleren la inversión. Políticas sostenibles orientadas al crecimiento podrían lograr que el crecimiento potencial del PIB se incrementara hasta 0,7 puntos porcentuales y se situara en una tasa anual del 2,9%.
Ayhan Kose, uno de los principales autores del informe, ha defendido que: “Para reactivar el crecimiento, hoy se debe hacer un esfuerzo colectivo y audaz en materia de políticas. A nivel nacional, cada economía en desarrollo deberá repetir su mejor historial de los últimos 10 años en una variedad de políticas. A nivel internacional, la respuesta normativa implica una cooperación global más sólida y un impulso renovado para movilizar capital privado”.
El documento elaborado por el Banco Mundial también recoge otras medidas que podrían ser de utilidad para impulsar el crecimiento económico, como reducir los costes asociados al comercio, muy especialmente los que están vinculados con el transporte y la logística.