En los últimos meses, el Banco Central Europeo (BCE) se ha hecho especialmente popular por las subidas de tipos de interés que viene aplicando como medida para reducir el consumo y conseguir moderar la inflación.
Existen otras entidades similares como el Banco de Inglaterra o la Reserva Federal de Estados Unidos. Todas ellas tienen un papel protagonista en la economía de cualquier país, y más en tiempos de crisis.
Los bancos centrales son los principales responsables de la política monetaria y de la estabilidad financiera, pero sus funciones y su papel como agente económico suelen pasar desapercibidos.
Funciones y responsabilidades de los bancos centrales
Estos organismos tienen, dentro de su ámbito territorial de competencia, el monopolio sobre la emisión de moneda. Son los únicos organismos que pueden producir y poner en circulación divisas, una función que es absolutamente esencial para evitar tanto la hiperinflación como la deflación.
Se encargan también de supervisar el sistema bancario. Garantizando que todos los bancos que están bajo su ámbito de actuación cumplan con las regulaciones financieras y tengan reservas suficientes como para respaldar los depósitos. Esta medida busca prevenir las crisis bancarias y asegura la estabilidad del sistema financiero.
A los bancos centrales se les encomienda también la regulación financiera. Determinando las políticas y normativas que guiarán la actividad financiera en su ámbito territorial de actuación.
La independencia de los bancos centrales
Para poder llevar a cabo sus funciones de una manera eficiente, los bancos centrales son totalmente independintes y no están sometidos al control de ninguna institución gubernamental nacional o internacional.
Es precisamente esta autonomía, la que permite a estas entidades centrarse en el cumplimiento de sus objetivos sin injerencias de terceros.
El control de la inflación como objetivo prioritario
Tal y como se ha podido comprobar en los últimos meses, controlar la inflación es uno de los principales objetivos de los bancos centrales.
Un exceso de inflación como la que se ha producido desde 2022, afecta de manera directa al poder adquisitivo de los consumidores y genera incertidumbre en la economía.
A nivel mundial, el objetivo común que comparten todos los bancos centrales es mantener la inflación subyacente por debajo del 2% anual.
Para lograrlo, tienen diferentes herramientas como las estrategias de política monetaria, el ajuste de las tasas de interés o el control de la oferta de dinero en el mercado.
La subida de los tipos de interés como respuesta a la inflación
Con el fin de lograr el equilibrio económico, los bancos centrales definen una tasa de referencia o tasa de interés de política monetaria. De esta forma, si la inflación sube por encima de la misma, se realizan ajustes.
Una de las formas de ajustar la economía es subir los tipos de interés, algo que el BCE y sus organismos hermanos vienen haciendo en los últimos meses. Esto tiene una serie de efectos sobre la economía.
- Costo del crédito. Al aumentar los intereses, los préstamos se vuelven más caros para empresas y consumidores. Fenómeno que desalienta el consumo, enfría la demanda agregada y ayuda a que los precios bajen.
- Ahorro e inversiones. Con una tasa de interés más alta, existe un mayor incentivo para ahorrar, puesto que se puede obtener más rendimiento a cambio de ese dinero que se invierte en productos de ahorro. Dejar el dinero inmovilizado también desincentiva el consumo, haciendo bajar la inflación.
- Expectativas de inflación. Los ajustes en los tipos de interés mandan un mensaje a los agentes económicos. En función de cómo actúe un banco central, los agentes pueden hacerse una idea de si la inflación va a subir o va bajar. Si se continúan subiendo los tipos, es señal de que la subida de precios no se ha conseguido moderar y es preciso seguir adoptando medidas que desincentiven el consumo.
La subida de los tipos de interés, así como otras medidas para paliar la inflación, no surten efectos inmediatos sobre el mercado. Sus consecuencias pueden tardar en hacerse patentes.
La respuesta de los bancos centrales frente a las crisis económicas
Estas entidades adquieren una especial importancia cuando se presenta un escenario de crisis económica. En función de las circunstancias, se puede ajustar la política monetaria para inyectar liquidez al sistema financiero, y reducir las tasas de interés de una manera agresiva.
Esto es justo lo que hizo el BCE en la última crisis financiera. Rebajó de forma notable los tipos de interés para que el acceso a la financiación fuera más sencillo para los ciudadanos y las empresas, con el fin de estimular la economía.
Si en épocas de hiperinflación como la actual se busca reducir el consumo para que los precios bajen, en las crisis económicas ocurre al contrario. El objetivo es facilitar todo lo posible la circulación de dinero para que la economía empiece a moverse y a crecer.
Un sistema que no está exento de críticas
El papel que juegan los bancos centrales en la economía es muy importante, pero estos agentes y su actuación no siempre son vistos con buenos ojos. Como principales responsables de garantizar la estabilidad económica, estas entidades tienen que adoptar medidas que no son populares, lo que les acarrea importante críticas.
Uno de los principales reproches que se les hace es que sus políticas pueden afectar de manera negativa a ciertos grupos de población que ya están desfavorecidos, contribuyendo a aumentar las desigualdades.
Por otro lado, algunos expertos creen que la autonomía total de estas entidades puede tener un aspecto negativo, ya que no hay nadie que pueda controlar sus decisiones, cuando estas afectan al conjunto de la ciudadanía y hasta a los propios Estados.
De cara al futuro, los bancos centrales tienen que afrontar importantes retos como la digitalización de las finanzas, o la influencia de los riesgos climáticos sobre la economía.